Autor: Raúl Soto Villaflor
Año de Edición: 2019
Páginas: 222
Filosofía de la Ciencia Jurídica es una obra que analiza el derecho
desde la filosofía, siguiendo con fidelidad sus distintas etapas
históricas, logra explicar la armonía que existe entre las convicciones
científicas y las jurídicas desde la antigüedad hasta nuestros días.
Comprendido el derecho por Juvencio Celso como el arte de lo bueno y
equitativo, Soto Villaflor concuerda los textos romanos con los griegos,
ofreciendo un planteamiento novedoso de la scientia iuris civilis
respecto a la ofrecida por las tradicionales escuelas italiana, alemana y
española. El estudio de Soto Villaflor recompone la unidad de la
Filosofía de la Ciencia del derecho en la antigüedad clásica romana por
medio de una técnica que combina el tradicional estudio de los
fragmentos del Digesto con su explicación filosófica, que lo lleva a
ofrecer una nueva concepción de cómo los romanos concebían los
procedimientos legis actiones, agere per formulas y cognitio
extraordinem, que para el autor constituyen la manifestación del arte,
uno de los tres elementos de la ciencia jurídica, que junto al universal
y a la acción configuran su ciencia. La relevancia de los estudios de
los fragmentos romanos es gravitante en las conclusiones de Soto
VIllaflor, quien explica detalladamente a cuáles elementos de la
scientia iuris civilis se ha referido cada fragmento en estudio,
generando una presentación unitaria de la comprensión de la ciencia
jurídica en la antigüedad, apartándose de la tradición de escuelas
romanísticas sobre la interpretación de los fragmentos en estudio.
El
tratamiento dado a la actio y a la intentio dentro del agere, es la
consecuencia de comprender el derecho desde sus principios filosóficos y
no desde la idea que el procedimiento constituye una rama de
especialidad del moderno derecho, como suele ser presentado por parte de
las tradicionales escuelas europeas. La convicción del autor sobre
estos asuntos viene a ofrecer planteamientos renovados en el estudio del
derecho.
En el periodo medieval, las creencias científicas sobre el
derecho modificarán en parte sus primeros principios, aunque manteniendo
el contenido de bueno y equitativo que el derecho tiene en su
manifestación artística. Sin embargo, es en la ubicación de la ratio
donde el autor sitúa la más importante novedad, dado que en este periodo
se le contiene dentro de la literalidad misma. Llegada la modernidad,
los cambios más profundos se devienen con la concepción de la Justicia,
que abandona su pertenencia al arte del derecho y se transforma en
objeto del derecho proveniente este último de los textos normativos,
separando ambos conceptos que se encontraban unidos en la antigüedad,
reduciendo la Justicia a un valor, fuera de la acción, transformando
esta última en un procedimiento administrativo. El abordaje histórico
filosófico del derecho que logra Soto Villaflor es un aporte relevante
al conocimiento de esta ciencia en el presente, que en los últimos
tiempos suele ser comprendida desde convicciones dogmáticas tenidas por
primeras verdades, en donde el derecho se ve minimizado a un valor que
se justifica en la verificación material de sus presupuestos, fuera de
la ética, escindiéndolo del ejercicio reflexivo que es eminentemente
ejercicio de virtud humana.